dia 86


Siempre he pensado que estaría pasando exáctamente en mi antípoda. Y creo que ya es hora de buscarlo. No encuentro razones para quedarme. No encuentro razones para hacer nada. Sólo hago por hacer. Sólo fumo por fumar y tengo la impresión de que las botellas me empiezan a beber a mí. Malos tiempos para la lírica y buenos para la relexión deprimida. ¿Quien me dice que mi lugar no está justo al otro lado de la corteza terrestre?
Tengo todo y no tengo nada. Principio principal del egoísmo y capitalismo de mi ombligo. Al final, no hay más que eso, nada. Pero tengo que meter mis manos en el barro para entenderlo. Necesito no saber nada más de nadie, y mucho menos de mí. Olvidarme de este personaje perruno y frívolo, y mirarme por la espalda, para saber todo lo que no sé de mi.
Ayer entrevisté a la mujer que seré y estuve toda la noche llorando.

Comentarios

petra ha dicho que…
te invito a una copa que no te beberá...
Tesa Medina ha dicho que…
No hay razones, hay una razón, tú.

Intentar ser felices debería ser nuestra meta. Yo me lo propuse cuando era una niña de siete años, sin nada ni nadie. Ahora, a mis 53, puedo decir que lo sigo intentando y no me va mal. No hablo de una felicidad tontita e insulsa, sin ver que el mundo es muy cruel, que la vida es injusta y que el amor de verdad, que es al cabo lo que nos hace estar bien, es difícil de encontrar. Hablo de valorar lo que tienes, de disfrutar de los pequeños placeres, una puesta de sol, un café con hielo en una terraza mientras ves pasar a la gente, el arte, una buena novela o película. Una comida con sobremesa entre amigos. Dedicar unos momentos de tu tiempo a alguien que esté peor que tú, siempre lo encuentras.

Y acabo con lo que dijo Séneca y que a mí me sirve para coger el rumbo: “si el hombre no sabe a que puerto se dirige, ningún viento le será favorable”.

Besos.

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