dia 94

Están cerrados todos los bares para mí. Hay un letrero no escrito en cada uno de ellos que reza mi nombre con una señal de prohibido. Tiempos de lluvia y soledad compartida... tiempos de espera. Todos juzgan mi trabajo, o mejor dicho, mi no trabajo, demasiadas expectativas puestas en alguien que disfruta rompiendo calendarios, agendas de teléfono, recordatorios y fotografías nostálgicas... no queda espacio para el amor. Supongo que necesitaré un ápice de deseo en cualquier esquina fraudulenta. Lo siento no valgo para nada de lo que creéis, pero utilizo mi letra para mentir a todo el que me rodea. Un oficio poco agradecido al que pienso dedicarle poco tiempo... quiero ser ama de casa maldita, algo que cada día me cuesta menos. Sólo falta que lo acepten los demás y que cuando mire hacia atrás el pasado no me eche nada en cara.