Día 13


Pasos de cebra sin concesiones

Vivir duele con el olor a humedad
penetrando en cada uno de los silencios
que representan nuestras angustias.
Es cuestión de crear corrientes
como arquitecturas sabias
de sentimientos que no llaguen.
Suena un teléfono. Es un mensaje vacío.
Almacenamos miles de ellos.
Te intuyo detrás de tu escondite negro y te conozco.
Ventilas almas al abrir diálogos
y pestañeas andanadas de sol en mis pasados perfectos.
Tu oscuridad me deslumbra.
Tu abaya no me permite ir más allá,
pero el viento que provocas al pasar
no diluye las agonías,
sino que dulcifica la espera del tacto.
Mi imaginación no está de Ramadán.
A tí te querría ver en la calle,
ese lugar prohibido para tus emociones
y sin embargo, templo divino de mis juegos.
¿Qué pasaría si esta ciudad se diera la vuelta y contara hasta diez?

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