Día 28


Hay conversaciones que empiezan mal
y otras que acaban bien;
las hay imprecisas
en las que no quieres hablar,
otras en las que sólo quieres sacar algo en claro
y muchas en las que no quieres arreglar el mundo
-y menos el tuyo-

Sólo sé que esta vez yo empecé hablando de monjas
y tú terminaste callada en mi cama.

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