Día 27
Me gusta verte y nunca saberte.
Quedarme en la mitad de mi inquietud
y sugerirte.
Inseguridades de un bonometro agonizando,
certezas de un aliento
y miradas perdidas en un pasado impreciso.
Si nos encontramos a solas algún día por tu esquina
recuérdame que te debo un poema no escrito,
una verdad silenciada por el pudor,
un sombrero repetido
y una frase hecha a destiempo.
Porque los nervios, hambrientos de palabras
y fugitivos del silencio,
se sitúan entre tus barreras y mi ironía...
Y es que hay ciertas cosas que no se pueden decir en alto
y todas empiezan por tus rizos.
la foto es de ella
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