Día 33


Nos encontramos en la misma esquina
5 años después.
Yo portaba una nueva arruga
que delataba mis noches de insomnio y risas
y tú un evidente agujero en el corazón
que te cruzaba la cara.
Nos chocamos con el cruce de ráfagas de viento
que sólo sucede en determinadas noches y recovecos.
Y cuando interpreté tu mirada,
pensé en mi infancia
e intenté calcular todos los rombos que se podrían haber ahorrado.
Una cerveza, ¿no?
Me sorprendío que te fijaras tanto en las nubes
y que ahora te reconfortara escuchar discusiones ajenas.
Qué daño te ha hecho el tiempo
pero qué bien te siguen sentando las ojeras.

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