Día 37


Me dijo "amo mi oficio",
y nos imaginé en la Piazza Nabona charlando sobre arte.
Pero no,
él era taxista
y marcaban las 4 de la mañana en su reloj digital.
Sonaba Dvorak en la radio,
y cuando me dijo son 7, 95,
supe que me había convertido en su tripulante favorita de los últimos tiempos.
Le dije que me inspiraría un poema,
pero me dio vergüenza preguntarte el nombre.
Al fin y al cabo,
el nombre es lo menos propio que tenemos.

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